Los libros de mi vida

Los libros de mi vida

Una lectora

No recuerdo cómo ni cuándo aprendí a leer. Las primeras palabras de mi infancia están en la cartilla “Palau” (¡qué raro entusiasmo nos producía avanzar de página!), de aquellas alborotadas lecturas me viene la imagen de un señor gordo y mofletudo de cuya boca entreabierta salían grandes zetas, decía algo así: “Ronca tanto Don Ramón que parece un camión”, no sé por qué extraña asociación yo imaginaba que el que roncaba tan fuerte era el maestro de la clase de los niños.

Como por arte de magia, un día llegaron los libros, primero fueron cuentos (“La casita de chocolate”, “El patito feo”, “Pinocho”), luego pequeños libros de aventuras y cómics: “Los cinco”, “Daniel el travieso”, “Mortadelo y Filemón”, “Anacleto, agente secreto”… y, sobre todo, las mil y una aventuras de Puck, una niña desenvuelta y traviesa a la que yo intentaba imitar para fastidio de mis padres. Por entonces, mi abuelo me regaló la poesía, recitábamos fábulas y poemas de autores famosos y jugábamos a ser poetas como ellos, y sobre todos los poetas, Machado, al que copiaba e imitaba (y, por supuesto, destrozaba).

A Puck la abandoné cuando llegué al Instituto, ya era demasiado mayor para leer esas niñerías, y comenzaron las lecturas de adolescencia: las dramáticas historias de amor, amistad y lealtad de Martín Vigil, los títulos cantan por sí solos: “Primer amor, primer dolor”, “Una noche, un puñal”…

A María Teresa, “la Literata”, le debo el encuentro con la literatura de verdad; en los cuatro años de martirio en el Instituto nos hizo leer buena parte de los clásicos, de “El Principito” al “Quijote”, de Shakespeare a Pablo Neruda. De sus labios escuché por primera vez a los autores que me han acompañado desde entonces: Manrique, Quevedo, Clarín, Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Cela…

Hay personas que recuerdan su vida pasada por la música que escucharon o las películas que vieron, en mí, gran parte de los recuerdos tienen nombre de libros: “Pabellón de reposo”, “Ganarás la luz”, “El amor en los tiempos del cólera”, “La sonrisa etrusca”, “Paula”… Por eso, ahora lo más importante es seguir leyendo.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.